jueves, 13 de agosto de 2009

New York - Día 1 - (1º parte)

Caos
Barcelona - Amsterdam + Amsterdam - Newark (NJ)

Es ya día 13 puesto que el reloj marca las 03:30 de la madrugada. Cojo el N17, el único Nitbus que a estas horas te lleva al aeropuerto del Prat de Llobregat, Barcelona. Mi vuelo hacia Ámsterdam sale a las 6 de la mañana. De ahí partiremos a New York.
Vamos con equipaje de cabina, más que nada para evitar que se pierda en la escala como ya nos pasó en Tokyo. Mi maleta está algo rellenita, por lo que me da un poco de miedo que no me la dejen pasar. Es por eso que aún teniendo el checkin online hecho, estamos 2 horas antes en el aeropuerto.

Nekrolite ya está allí cuando llego. Su maleta es más alta que la mía y tiene menos profundidad. Eso me tranquiliza puesto que seguro que él ha medido su maleta mil veces para comprobar que cumple con la normativa, tanto europea como americana (35*55*25 cm).

No he dormido en toda la noche, así que planeo intentar dormir algo en el avión. Viajamos con KLM, y como no he volado antes con esta compañía, me da algo de desconfianza. Para mi sorpresa, el avión es bastante espacioso y nos dan un par de bocadillos muy buenos (queso y pavo, aunque aquí Nekrolite me hace anotar que el suyo casi no tenía pavo). Es una forma de empezar bien el día... porque todavía nos quedan muchas horas de vuelo.

Llegamos puntuales a Ámsterdam y ahora tenemos que esperar nuestro vuelo "real" hacia New York, que sale sobre las 10.20h. En realidad el aeropuerto de Newark pertenece a New Jersey, pero a nosotros nos sirve igual. Dicen las malas lenguas que el aeropuerto de La Guardia (NY) se creó precisamente porque el alcalde de New York se negaba a aterrizar en el estado "enemigo".

Como teníamos tiempo de sobras hasta el siguiente vuelo, decidimos ir a tomar algo para despejarnos un poco. No os lo recomiendo. El sablazo que nos metieron con los precios no tiene nombre. Lo único curioso del sitio donde desayunamos es que dos mesas hacia delante teníamos a Jan Klaas Hunteelar, en aquel momento ex-jugador del Real Madrid.

Cuando nos acercamos a la puerta de embarque nos dimos cuenta que un poco más y perdemos el vuelo, dado que estaban llamando ya a los últimos pasajeros. Generalmente se embarca una media hora o 3/4 de hora antes del vuelo, pero en este caso... ¡¡Habían empezado a embarcar antes de las 9h!!

Allí un guardia nos pregunta dónde hemos hecho la maleta, cuándo la hemos hecho, si la hemos hecho nosotros, si alguien más ha tocado nuestra maleta, cómo hemos llegado al aeropuerto, si hemos dejado la maleta en algún sitio sin vigilancia... etc. En resumen, todas esas preguntas que aún siendo ciertas, nunca contestarías lo contrario.

También nos preguntaron el nombre del hotel donde íbamos a estar, así que como en aquél momento no me lo sabía de memoria, tuve que buscar el papel y mostrárselo al señor. A partir de ahí, memoricé toda las direcciones a las que teníamos que ir para futuras pesquisas policiales.

Por fin conseguimos entrar en el avión. No estaba tan equipado como el de Tokyo, pero sí era mucho más cómodo. No teníamos a nadie delante puesto que daba a una de las "paredes" del avión y estábamos los dos solos. Ventanilla, pasillo y sitio en el que estirar las piernas. ¿Qué más se puede pedir? Ah sí, una mantita :) Este avión era ya de Northwest Airlines.

Teníamos una TV "comunitaria" delante, pero nos dedicamos a ver Wolf's Rain en el portátil de Nekrolite o en mi caso, a cabecear un poco.
No tardaron mucho en traernos los papeles de entrada a Estados Unidos. Aunque cuando reservas un vuelo para este país ya haces un registro electrónico (ESTA) en el que solicitas una autorización para entrar, en el avión tienes que rellenar otros 2 formularios que luego entregas en aduanas. Si no tenéis visado, tenéis que coger el blanco y el verde. Os aconsejo que lo rellenéis en el mismo avión, porque lo cierto es que hay colas interminables y cuanto antes salgáis, antes podréis llegar a la cola.

Cuando conseguimos llegar a la ventanilla de aduanas del aeropuerto de Newark, de nuevo las mismas preguntas (ahora ya con la dirección bien aprendida) y un registro curioso. Te toman las huellas dactilares de todos los dedos, y te hacen una fotografía de las facciones y los ojos. En mi caso debo decir que el guardia que nos atendió era muy simpático, y creedme, después de 11 horas metida en un avión y una hora de cola para salir del aeropuerto, se agradece. Debo añadir por petición expresa, que el señor fue más simpático conmigo que con Nekrolite (como durante el resto del viaje).

Una vez salimos ya a la zona americana y pudimos ser turistas en toda regla, decidimos coger un taxi hasta nuestro hostal, que estaba en Brooklyn. Si veis un mapa de New York, veréis que hay que atravesar todo Manhattan hasta llegar a nuestro hostal.

Que los taxis son caros no es novedad. Pero el dolor que me dió cuando vi a cuánto ascendía la factura alcanzó niveles estratosféricos. Y lo peor es que no te puedes considerar timado, porque de hecho ellos calculan con una tarifa fija desde el aeropuerto hasta el destino en función de los peajes y la distancia que tengan que recorrer. Si a esto le sumas un 20% aproximado de propina que pidió el señor taxista... En fin...


Cabe destacar, que el recorrido fue una pesadilla. Yo estaba convencida que nos estampábamos cada vez que cogíamos una curva. Ya no hablamos de saltarse los semáforos e ir rápido, es que se puso detrás de un carrito de los helados (ya dedicaremos un comentario a esto más adelante) ¡¡¡y empezó a tocar el claxon para que fuera más rápido!!!!!! A todo esto nos paró un guardia de tráfico y echó bronca al taxista por ir tan rápido, aunque éste simplemente le contestó "yes Sir.. yes Sir... whatever..." y arrancó de nuevo. Lo bueno es que va el tío y nos suelta "Ay que ver qué duro es este trabajo". Y ya nos veis a Nekrolite y a mí que no sabíamos si reir, llorar o dejar salir el revuelto del estómago.

El caso es que a la hora y media llegamos a nuestro hostal (aunque el taxista al no ver el señal luminoso estuvo a punto de dar la vuelta y llevarnos a otro lado). Eran las 15h. hora americana y teníamos toda la tarde por delante.

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