viernes, 21 de agosto de 2009

New York - Día 9 - (Final)

Y todo tiene un fin...
Compras - Aeropuerto JFK - Aeropuerto Charles de Gaulle

Llegamos al último día en NY. Como viene siendo costumbre en los viajes anteriores, el último día se dedica a la compra de souvenirs, esos que la gente te pide y luego guarda en un cajón.
Debo decir que no soy muy dada a ellos, y la verdad es que me repatea en el alma llevar cosas sin sentido a la gente (a todos igual, por supuesto) como platitos, llaveros o dedales.
Lo que sí que hago es que si alguien me pide algo en concreto, lo busco con ahínco. En NY además había un problema de base: mi equipaje de cabina, que ya de por sí venía lleno. Así que esta vez los recuerdos iban a ser más bien escasos.

Dejamos la maleta en el hostal y nos dirigimos hacia Manhattan. Según mis cálculos, podría almacenar como mucho 3 o 4 cosas de poco volumen y de aún menos peso.
Tenía como misión encontrar una tienda donde vendían unas Iron Fairies, pero estaba en obras y no pude comprar nada. Me pasé por la Nintendo World y por la tienda de M&M's para solucionar tema regalos. Las otras camisetas que tenía por encargo ya las había ido comprando por Times Square. También fui a la tienda del los musicales de Disney, donde adquirí un peluche de Scar (caracterizado como en el musical) y el libro del mismo (era más barato en la tienda que allí dentro). Acabé en Fifth Avenue, donde quería comprarme un alien de Toy Story que si le apretabas decía "ooohhh ahhhh" (grandioso...) pero entonces vi un Dumbo bebé y pensé que sólo me cabía uno de los dos en la maleta (el Dumbo era para una amiga que sé que le gusta mucho y además tenía el cumple dentro de unos días)... pero entonces me acordé que había comprado el regalo de Ruto y el de Atenea, y ya no me iba a caber más, así que dejé los dos peluches y me fui casi llorando de la Disney Store.
Dimos alguna que otra vuelta más y nos fuimos a comer. Allí dejé mis últimos dólares... literalmente...

Volvimos al hostal y dediqué una media hora a rehacer mi maleta. Realmente estaba al tope. Después cogimos el metro hasta la lanzadera que llevaba al aeropuerto de JF Kennedy. La lanzadera es muy guay ya que va por el exterior y puedes ver un paisaje precioso. Como no, nosotros dejamos NY al atardecer, con un cielo anaranjado que se entristecía por nuestra marcha (de ilusiones también se vive).
Esta vez volábamos con Air France. Pasamos por el mostrador para ir hacia la puerta de embarque, y  un chico de la compañía de bastante buen ver nos interceptó. Nos hizo ambos checkins (hasta París y hasta Barcelona) y nos pesó las maletas para ponernos la cinta de equipaje de cabina para que no tuviéramos problemas en Charles de Gaulle.
Aquí ya hubo división de opiniones, ya que sí que es cierto que el chico hizo una mueca cuando pesó mi maleta y le puso la etiqueta... pero es que a Nekrolite no se la dejaba subir porque pesaba mucho. Finalmente le hizo sacar el portátil para llevarlo en la mano, pero le pesó la maleta de nuevo y le dijo que iba muy justo. Según él, puro favoritismo.
Salir de NY es muuuucho más fácil que entrar. Nada de preguntas, prácticamente sin checkeo... hay que ver.

El viaje transcurrió sin mucho percance, aunque los aviones de ida me habían gustado más por espacio, este tenía la típica tele individual en la que puedes escoger ver películas, documentales o escuchar música. Recomiendo ver "17 otra vez", que yo la vi allí por Zac Efron (no nos engañemos) pero que es una pasada de friki. Me reí tanto que Nekrolite echó un par de miradas hacia mi tele a ver qué era tan divertido. Recomiendo encarecidamente dos secuencias: la de la batalla en casa del amigo con espadas láser y la cita del amigo con la profesora en la que hablan élfico. Qué risa. La verdad es que no recuerdo si vi algo más remarcable... un documental sobre la evolución de la música negra, ¿alguna de animación, quizá? y poco más.

Llegamos a Charles de Gaulle destrozados. Además, nuestro avión salía de la otra punta del aeropuerto y tuvimos que dar una buena vuelta. Para más inri, nos hicieron otro checkeo. Mea culpa que con tantas horas me había dejado el ishuffle en el bolsillo de mis pantalones anchos y pité en la aduana. La chica me dijo que me iba a toquetear y yo le dije que vale (pensando que me habría pitado un botón o algo) y cuando la pobre mujer descubre el ishuffle (que me hace sacar a mí) casi le da un patatús. Además yo tranquila lo veo y digo "ah coñe, ¿esto estaba aquí?" y fui a guardarlo, hecho que a la señora casi se me muere allí mismo y empieza a gritarme "no no mademoiselle!!!".
Así que se lo di a la señora, que lo pasó por la cinta mientras me miraba rencorosa. Salió de la cinta, lo recogí, me paró otra señora, que me registró todo el bolso, comprobó mi nombre en los billetes de avión y mi pasaporte. Cuando finalmente salí de allí, bastante mosqueada, esperé a Nekrolite en las escaleras ya que a él le habrían registrado más o menos. Sea casualidad o no, subió una azafata, me vió allí y no puso buena cara.

Al rato nos sentamos a esperar durante dos horas en las salas del aeropuerto (que no hay tiendas por allí). Oímos cómo decían por megafonía que iban a retrasar el vuelo a Barcelona (el que salia anterior al nuestro) por motivos de seguridad y que iban a revisar de nuevo a los pasajeros. Me pregunté si realmente había causado un revuelo de pánico terrorista en el aeropuerto con mi ishuffle, y que si ese era el caso, que inútiles de no haber comprobado que mi vuelo era el siguiente.

En fin, después de una espera interminable cogimos el vuelo y nos fuimos a casa. Otro viaje quedaba atrás...

So, where next? ;)

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