domingo, 16 de agosto de 2009

New York - Día 4 - (2ª parte)

A la aventura
Museo de los intrépidos

Como la misa gospel nos había ocupado prácticamente toda la mañana y hacía un calor horroroso, decidimos quedarnos a comer por Harlem antes de bajar de nuevo hasta el centro.
Casualmente encontramos un sitio con porciones de pizzas y tal. Como me sentía culpable por haber comido ya dos días hamburguesas, decidí pedirme algo más ligero y me decidí por una ensalada césar. Dios, qué ensalada. La mejor que he probado nunca. Deliciosa.


Con el estómago lleno y la sonrisa puesta, nos dirigimos al Museo de los Intrépidos, del cual habíamos visto una propaganda el día anterior mientras estábamos de paseo. El museo es un portaaviones (sí, tal cual amarrado) en el que puedes encontrar desde aviones boeing, hasta helicópteros cobra, pasando por un submarino (al que no pudimos entrar por horario) y todas las instalaciones del portaaviones. Nekrolite destaca el Black Bird, yo me quedo con las mini habitaciones de los soldados.




También cabe decir que había unas vistas preciosas desde el barco.


Después de esto nos dirigimos al centro en busca de tiendas para souvenirs y algunas tiendas frikis. Aquí me pillé algún que otro cabreo con las taxs. Allí hay productos que tienen un tanto porciento más de tasas, que no está incluído en el precio. Y si te los sabes de memoria está bien, pero si no es un lío. Normalmente es un 8% más del precio en productos alimentarios y básicos. En cambio, la ropa no tiene ese impuesto a menos que te gastes unos 200 euros.
Otra cosa importante pra recordar es el tema de propina. Lo estandard es dejar un 18% de propina tanto a camareros como taxistas, y tampoco está incluído en el precio normalmente (a menos que te vean cara de que no la vas a dejar).

Ese día también descubrí lo que era un granizado. Y no, no es lo que tomamos aquí normalmente, que es hielo con algo de sabor... y luego sólo hielo. Entramos en un Dunkin' Donuts. Como a mí precisamente los donuts no me hacen mucha gracia, me pedí un "Tropicana Coolatta", que era un granizado gigante (se me olvidó otra vez que allí los tamaños son el doble) de piña con mango y algo más, así de color naranja chillón que estaba buenísimo. Y lo mejor... es que no se le acababa el sabor y se quedaba el hielo. Podías disfrutarlo hasta el último sorbo (bueno, eso si te lo podías acabar...). En los días posteriores también probé el de frambuesa (que tenía los trozos de pepitas naturales y tal), pero creo que me gustó más el primero.

Otra cosa que me fue muy útil, fue descubrir una especie de pinza para el pelo que te lo recogía en segundos. Para alguien que es tan negada para peinarse como yo, y bajo 40ºC, casi diría que me salvó la vida. Aquí lo he visto en Teletienda por una barbaridad de dinero (algo así como ez combs)... a mí me costaron 2 unos 8 dólares...

¡Y hasta aquí el cuarto día!

Oh happy daaaay...

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